29
de septiembre de 2012
C. D. Senderista “Los
Vereitas” de Vejer de la Frontera
“Crónica
de la carrera para un amigo atleta.”
Era la tercera edición
de una de las pruebas de resistencia y autosuficiencia alimentaria más duras
del calendario nacional que discurre por el Parque Natural de la Breña y
Marismas del Barbate, entre Vejer y la ciudad de Barbate. Las expectativas de
participación eran altas, entorno a las 400 inscripciones, pero la
inestabilidad del tiempo a finales de septiembre y cara a octubre, hizo que la
participación fuese más baja que el número de inscripciones.
Tras días de mucha
lluvia, la mañana amaneció con llovizna, una llovizna que alrededor de las 13
horas se convirtió en una espesa cortina de agua que acompañó a l@s atletas
durante algo más de media hora.
Much@s atletas
repetían, otr@s, como es nuestro caso, eran nuevos y no sabían como iba a
transcurrir la prueba y hasta qué punto la mente, la fuerza física, las
lesiones o la ingesta de alimentos iban a responder durante las 24h de duración
de la prueba.
El terreno, por la
propia orografía del lugar y el tipo de suelo, es de gran dificultad, pero la
lluvia de días atrás asentó la arena de los cortafuegos y caminos más arenosos,
los cuales fueron recuperando su condición natural con el paso de atletas y el
tiempo, por lo que conforme pasaba la jornada se endurecía la prueba.
Se trata de una prueba
solidaria, pero no sólo en el fin u objetivo, ayudar a quienes más lo necesitan
con lo recaudado, sino por la calidad
humana y la solidaridad y ayuda total mostrada por los participantes para con
sus semejantes. Esto hace más grande aún esta prueba y al deporte en general.
El equipo
Vereitas Vejer Alquiler, compuesto por
mi amigo David y yo, Tini, y patrocinados por la empresa www.VejerAlquiler.com, participamos
en pareja, con el único reto de completar los 103 kms que se recorren al dar
cuatro vueltas al recorrido, por lo que el resultado en el cómputo general de
la prueba no resultaba para nosotros ninguna prioridad. Empezamos bien, 3h 19m
para completar la primera vuelta, 28 kms, ya que al disputarse una modalidad
simultánea de una sola vuelta, esta primera tiene 3 kms más que el resto. Las
sensaciones fueron muy buenas, pero vino el primer incidente, un nuevo esguince
de tobillo nos dejó tocado a uno de nosotros. Un tobillo resentido de viejas
lesiones futbolísticas que en cada uno de los entrenamientos se ha ido dejando
notar.
En la segunda vuelta, donde la lluvia se hizo
densa y empapó el terreno y a l@s atletas, el otro integrante sufrió un pequeño
tirón que le impedía trotar en las zonas preestablecidas por el equipo. Pese a
ello, no fue mal la cosa, 53 kms en 7h 33m.
La Breña Xtrem es una
gran prueba, no sólo por la dureza de la misma que hace que l@s participantes
lo den todo y les haga sacar su fortaleza física y su resistencia, sino por la
belleza de un entorno natural que si es bello de día y con la luz del sol, no
menos hermoso es de noche y bajo la luz de la luna llena, así como en día de
lluvia en que los olores y colores se hacen diferentes. La prueba discurre
entre pinos carrascos, sabinas, enebros, jara, romero y lavanda, entre dunas y al pie del océano, a
lo largo de los acantilados, entre torres vigías, por caminos, cortafuegos y
veredas, entre el canto de pájaros de día y el sonido de las lechuzas y búhos
de noche. Una prueba para disfrutarla con los cinco sentidos, para vivir,
disfrutar y resistir…
En la tercera vuelta la
acumulación de los kms en las piernas, las lesiones y las ampollas se dejaban
notar y hacían aminorar el ritmo y pensar en que la noche iba a ser dura, muy
dura. Tras 40 minutos de descanso y haciendo la comida más fuerte de la jornada
partimos con la misma ilusión de la primera hora, pero con la cabeza y las
miras en las condiciones de un terreno que se endurecían con la llegada de la
noche y las incidencias físicas. Poco a poco fuimos avanzando, conscientes de
lo importante de la dosificación de fuerzas y todo parecía ir bien. Disfrutar
de la prueba y del entorno era la prioridad. El camino cada vez más solitario y
oscuro, pero el apoyo y la solidaridad en la carrera relucían a cada paso. Era
evidente el daño ocasionado en los pies y el empeoramiento de las lesiones, no
sólo en nosotros, sino en muchos compañeros que nos encontrábamos en el camino
y que antes habíamos visto en óptimas condiciones. Supongo que así son estas
pruebas extremas, en poco tiempo todo puede cambiar. Pasamos con creces las 5h
y casi llegamos a la 6ª en esta tercera vuelta, hecho este que evidenciaba el
deterioro de nuestro estado. Durante esta vuelta tampoco pudimos trotar.
Al concluir la tercera
vuelta, visitamos la enfermería, teníamos ampollas en ambos pies y mi tobillo
era una pelota de tenis que me impedía doblar el pie de manera adecuada, ni completamente ni correctamente al caminar, lo
que me fue desplazando el dolor a la rodilla. Era evidente que había que
plantearse si salir o no por la cuarta. Descansamos y comimos durante casi hora
y media.
Era una locura, pero
teníamos que hacerlo. Pasadas las 23 h, emprendimos la salida de la que sin
duda ha sido la más dolorosa de las sensaciones físicas vividas. Alcanzado el
km 6 mi tobillo y rodilla derecha ya no respondía, y no sólo acababa con el
paso marcado, sino con la paciencia de un compañero que no cesaba de plantearme
la retirada por mi bien. Casi arrastrando y siempre con el apoyo de David,
alcanzamos el km 12,5, en el que una vez pasado por el puesto de control,
accedí a la ambulancia para curar ampollas y la colocación de un vendaje que me
permitió llegar en mejores condiciones al siguiente puesto de control, en el km
17,5 de la misma vuelta, a partir del cual, todo parecía venirse abajo de
nuevo. Pero ya no había vuelta atrás. Cada paso un pinchazo, un dolor
insufrible pero la satisfacción de estar más cerca. Sacrificio. Y así, hasta
pisar alquitrán en el último km. Cruzamos la meta cuando el crono marcaba 20h
32m 53s.
Al final 5º en la
categoría por parejas, pero eso era lo de menos, lo importante fue que ya
estaba hecho y a la cabeza se me venía el mal trago de una última vuelta que en
otra ocasión no volveré a hacer en esas condiciones, los consejos de mi amigo
Flores relatándome cómo hacer y qué tener en cuenta y la satisfacción de sentir
que con el esfuerzo y la constancia, unido a la solidaridad de un amigo y de
los compañeros de batalla cualquier meta se puede alcanzar.
Ha sido una
experiencia irrepetible, las sensaciones agridulces de momentos duros se tornan
y ahora los paladeo como un caramelo. Hoy no tengo dolor, hoy siento gran
satisfacción por ello, y pienso que merece la pena marcarse retos e intentar
alcanzarlos y éstos, los deportivos, con la solidaridad y el compañerismo que
derrochan, se hacen mucho más fáciles de cumplir.
Espero que el próximo
año, me acompañen con David por los senderos Vejer Alquiler, mi amigo Flores y sus amig@s de C.D.
Aligatorrs de la Bahía.
Un abrazo, Tini.